miércoles, 11 de enero de 2012

capitulo 1 "El libro de mi casi vida"

He decidido que los libros tras leerlos, se cierran, se archivan, y algunos de ellos, claro que no todos, se olvidan.
Ese es mi plan, pero antes de hacer ese archivo definitivo, quiero dejarme un recordatorio, a modo de índice de reseñas, para no tener que vover a abrirlos.
Como primer análisis:
He de empezar por la primera mujer. Sí, La Mujer, ante Dios y los hombres. es decir, la "Legítima".
Once años de noviazgo, (ONCE), luchado contra viento y marea, el viento Jose Luis, la marea Mª Victoria.
Que tremendo error (anoto para futuro con mis hijos: No enfrentarse abiertamente a las aspiraciones de pareja de ellos. Solo se consigue que tozudamente persistan...). Ella con dieciseis y yo con veinte. ¿Como empezó la cosa? He ahí el primer mal paso: Nunca la busque como pareja, nunca la hubiera escogido a ella de entre todas las que se me presentasen como aspirantes. Fue el azar, o la amistad, o que estaba ella ahí cuando me hacia falta ser cuatro en lugar de tres...
Con los besos contados, ("...Hoy ya me has dado muchos, para hasta otro día...") y las caricias ausentes, (el sexo no vino con ella), aguantando estóicamente las negativas del viento y las acometidas de la marea... once años de amor a palo seco. Once años de vernos casi a escondidas, once años de secano, y de ellos tres de aburrimiento total, pero quien es el que se atreve a abandonar el terreno conquistado, por simple "Te abandono"?.
Una apuesta con trampa me llevó al matrimonio. Si con trampa. La tendí yo, pero tambien fui yo quien picó en ella. Pero que listas sois  las mujeres. En el verano del año decimoprimero de relaciones (bueno relaciones de aquella manera), se me ocurre una salida del patatal en el que estaba metido. Recordemos, once años a palo seco, el viento y la marea,... y verano, es decir, agosto.
"Oye mujer, si no nos casamos este año, lo dejamos, vale....?"
Craso error.....
En Octubre estaba el piso, amueblado y todo, y en diciembre la iglesia y el banquete concertado, las invitaciones cursadas, el viaje reservado, etc. Es decir, El saco se cerro sobre mi ahogando la luz que pudiera entrar, sí, la luz de la libertad,... Pero como hombre de palabra, cumplí. Así, ese diecinuieve de diciembre, firmé el acta matrimonial.

Se que muchos se dirán que "Menudo idiota, en esos casos, se tira la esponja y a correr,..." y muchas me dirían que menudo sinverguenza, que mierda de compromiso, que mierda de palabra dada, traidor, y esas lindezas, que suelen arrojarse a los indeseables por parte de las mujeres,... Sí a todo. Teneis razón, no lo hagais, los que aún esteis a tiempo, nunca. Mejor correr y no parar.

El asunto duró dos años. Dos años de convivencia cordial, amorosa, complaciente,.... ya se sabe dos años de "recién casados". Dos años. Exactamente desde un diecinueve de diciembre de un determinado año, hasta un siete de diciembre de dos años despues, si el primero acaba en 6 el seguno en 8.

Ese día, Puente de la Constitución Vs Inmaculada, entró en mi entorno otra mujer. Sí, otra. Lo estoy reconociendo, sí, no solo no escarmenté, sino que además, cosas del destino, con el mismo nombre, y solo un poco más joven, dos años más joven que la primera. Es decir, para aquellas que piensen que los hombres las buscamos siempre más jóvenes, en mi caso no fue asi. Más aun, no la busqué, vino ella sola, me dió la noticia de que acababa de aprobar el exámen de conducir, y cometió el error de besarme en la boca, suavemente, sutilmente, pero me besó.

Ese día nació una relación que duró once años (¿Estaré abonado a la cifra 11?, ¿ONCE? ....). Estuvo compartiendo mis momentos de ocio y libertad, mientras que la legítima compartía los restantes momentos.

¡Que once años! Casi todos los días, y a veces más de una vez al día, y eso sin contar los de "Con la Legítima". Bueno, puedo dar fe de que el sexo NO ADELGAZA, y de que la mujer no siempre se huele cuando su hombre ....  tiene otra..... En once años ni una sola sospecha.  ¡Eh!, que para eso hay que valer, (Niños no intenteis esto sin la supervisión de un adulto, ¿O será de un adúltero?).

Un pequeño resumen que se pierde el hilo: Decíamos que once años de noviazgo, y al segundo año de matrimonio, una tocaya solo dos años más joven, y once años de relaciones compartidas.

Durante esos once años, mi legítima me procuró tres hijos, ... y mi pareja, dos abortos....Que barbaridad, la de almas que perjudiqué,...

Al final, tras once años, tome una decisión: No tengo los cojones necesarios para abandonar a mi legítima ( y tres hijos) para iniciar una vida real con ella, por lo tanto, e incluso quedando bien, propuse:
      "No me atrevo a dejar a mi mujer, por lo que creo que pese a que a ti no te importa, estoy   agostando, egoístamente, tus mejores años para labrar un futuro con un hombre y crear tu familia. Con gran dolor, creo que debemos dejarlo....."
Oye y resultó bien. Seguimos siendo amigos, estamos al corriente de lo que le pasa a cada uno, pero desde los "Peldaños de la Amistad", no de la relación de pareja. Eso sí, al igual que los gatos que huyen del agua fria cuando han catado la caliente,..... su actual marido, que conocía de nuestra relación previa su matrimonio, se pone de los nervios cada vez que ve en su movil que o bien yo he llamado o que ella me ha llamado. Pobre, lo que le queda por aprender. No me inmiscluiría en una familia feliz por nada del mundo.

Si pensais que esos once años se limitaron a estas dos mujeres, .... esperad a leer los siguientes capítulos....

lunes, 9 de enero de 2012

Tu tienes lo que necesito

¿Cómo es posible?
Cincuenta y sieis años pisando tierra, andando por agotadores senderos de amistad, amor, compañía, pareja y frustrado por los resultados, por fin, y coincidiendo con el final del para mi nefasto año 2011, me llega el momento de pensar que he logrado un momento de felicidad. Una persona afin, un proyecto de futuro a medio y largo que permite pensar que la vida puede tornarse suave y cálida.
Digamos que mi proyecto se llama "Angela", que comparte un sinfin de coincidentes afinidades, que dispone de un trozo de su corazón en el que me da cabida, tierna, dulce, suave, húmeda cabida. Espero perdone ofrezca su nombre en este sitio, que supongo será tan privado como desconocido soy para el mundo,.... mundial.
He destrozado corazones. Si, lo confieso, aunque puedo aún enumerarlos, 17 incluyendo el mío. Todos han dejado su rastro de momentáneos instantes de amor, de placer, de compañia, de saturación, tedio, desesperación por incomprensión, e incluso el amargo sabor de la vulgar utilización por mero divertimento.
Es triste. Empecé estos avatares a partir de los 35 años, eso sí, llegue a ellos ansioso, (me case virgen a los 31. ¿alguien lo iguala?) y tres años después empezó todo.
Nunca supe apreciar lo que tenía, siempre pensé que habría algo mejor, algo que fuera, como decirlo, mas compacto, más concreto, más "Mío". Decidí seguir buscando.
Alguna vez he hecho exámen de conciencia: Me he puesto a inventariar mis "Esqueletos en mis armarios", nefasto ejercicio que precede a una muerte en proceso.
Puedo imaginar a cada una de ellas, exponiendo públicamente mis comportamientos: como persona, como hombre, como amigo y claro por qué no, como amante.
Nadie se puede imaginar  como me dolió ese análisis, que sensación de fracaso, que pérdida de tiempo, cierto que de todas aprendí, de todas me llevé algo, a todas, espero, les dejé algo, pero lo más llamativo es el vacío que dejaron en mi.

Mi corazón, al igual que muchos otros, pese a que lo confiesen pocos, está surcado de cicatrices, unas leves, simples marcas o rozaduras, otras hondas, y alguna que otra tan profunda como el más escarpado y negro cañón que se pueda uno imaginar entre dos montañas. (Cómo te quise, Lola, como me hundiste mujer, que destrucción causaste en mi vida, cuanto me ha costado superarlo, ¡Pero lo superé!).

Siempre he pensado, masculinamente quizás, que las cicatrices indican actividad, dolor superado, educación compulsiva de la acción. Incluso antes de la era "Metrosexual", se suponían viriles, (Macho alfa con heridas, pobre del resto de los machos del grupo,....). Pero no. No es así. Duelen, ¿Lo sabeis? Duelen y no solo cuando llueve o cuando cambia el tiempo. Duelen cada vez que echas la vista atrás y te imaginas lo que pudo ser y no fue, cada rato que me ofrecieron, cada rato que entregué, cada beso, cada caricia que se compartió, cada mirada que acarició mi rostro,.... Duelen. Y llega el momento en el que el dolor es nada grato, nada educativo. Simplemente es dolor.

Decidí tomar venganza. Y me vengué. Llegue a la superación por la superación, a la conquista simplemente por haber conquistado, al abandono sistemático de la mujer conquistada, vanas excusas de ruptura. Sí, tan vanas como las que me ofrecieron a mi. Y se llenó mi armario y casi se fraccionó mi corazon.

Olvidé lo que es querer, amar, y me quede con ser querido o amado. No es lo mismo, lo juro. Al igual que en "Lo que el viento se llevó", me jure a mi mismo que nunca más pasaría hambre (de compañía), je je, que iluso, o como me diría mi ex-suegro, "....Que atrevida es la ignorancia". Si. Resultó ser "Pan para hoy y hambre para el mañana" y el mañana ya está aquí.

Al igual que el deportista, que se debe retirar por una lesión grave, no se pierde la afición, pero si se pierde la forma física, se incrementa el abandono y se hace más difícil volver a ejercitarse, pues así pasa. Acostumbrado a pasar página tras página sin detenerse en ninguna, se te hace muy dificil concentrate en la que deseas. Unas veces te parece densa, insoportable entrega a cambio de su entrega, que siempre te parece menos entrega de lo que es, y otras veces vacía de contenido, (¿No tiene dibujitos?).

Tú me has salvado. Tú me has hecho retroceder hasta cuando setía el amor que yo daba, me has hecho recoger el eco de mi amor hacia ti.
Justo precio a pagar: Hoy yo tengo más prisa que tu. Hoy tengo que aprender de nuevo a amar, pausadamente, dulcemente, a disfrutar de cada milisegundo que me das, de cada trocito de ti que me dejas disfrutar. Contigo he de aprender a Amar, a tu ritmo, a tu paso. Retrocediendo cuando lo precises, avanzando cuando lo admitas. Tu marcas el ritmo. Y yo te sigo, detrás y a tu lado.

Te quiero, cariño.